La editorial del autor
La fructífera relación comercial y personal que Pérez Galdós mantuvo con Miguel Cámara, dueño de la revista y editorial La Guirnalda, terminó de manera abrupta en 1894. Aunque ambos habían colaborado desde la publicación de la primera novela del autor, La Fontana de Oro (1870) e incluso fueron socios desde fecha tan temprana como 1873, tras más de dos décadas de amistad y complicidad Galdós pensó que el editor estaba siendo como mínimo negligente con sus cuentas, por lo que decidió que había llegado el momento de partir peras y establecerse por su cuenta.
En un caso insólito en la historia literaria española, Galdós demandó a su editor para romper su contrato. Aconsejado por su gran amigo y futuro Presidente del Consejo de Ministros Antonio Maura, el escritor recurrió al arbitraje de Gumersindo de Azcárate, acusando a Cámara de mantenerle en estado de esclavitud, ya que su contrato era de por vida. Azcárate se pronunció a su favor y Galdós obtuvo los derechos de sus obras, pero a gran coste, ya que debió pagar la liquidación de los derechos de autor.
Pese a este obligado desembolso, el escritor no cejó en su empeño de montar su propia editorial, lo que supuso otro importante gasto, que se sumaba a las importantes deudas que había contraído con anterioridad. La nueva editorial, fundada en 1897, tuvo por nombre Obras de Pérez Galdós, y su sede se situó en la calle de Hortaleza, número 132.
Aunque la empresa tuvo un gran éxito de ventas, el autor también incurrió en grandes dispendios, ya que además de ser muy generoso con sus amigos tenía que mantener a varios miembros de su familia. Por otra parte, a menudo dedicó los grandes ingresos obtenidos por sus obras de teatro a obras de caridad, y así las ganancias obtenidas por Electra las donó a los pobres de Madrid.
Este desbarajuste en las cuentas obligó a Galdós a iniciar la tercera serie de sus Episodios Nacionales para poder mantener a flote la empresa. Sin embargo, esto no fue suficiente y además de pedir numerosos adelantos a diferentes personas, tuvo que hipotecar su casa de San Quintín para hacer frente a las deudas.
Cuando una decisión judicial le conminó a limitarse a vender solo sus propias obras, Galdós se vio obligado a reconocer que no podía seguir con la aventura y en 1905 cerró su casa editorial, con la que había publicado, además de la tercera serie de los Episodios Nacionales, otros siete títulos de la cuarta y novelas tan importante como Misericordia o El abuelo.
Créditos: Elaborado por el Servicio de Información Bibliográfica de la Biblioteca Nacional de España.