logo

Portal de guías temáticas

Biblioteca Nacional de España

Ir al contenido principal

Música Antigua en la BNE

Selección de recursos sobre música antigua existentes en la Biblioteca Nacional de España
Cabcera de la guía

 

Siglo XVI


El período que comprende los gobiernos de los Reyes Católicos, de Carlos I y de Felipe II es, con certeza, el de mayor esplendor político en la historia de la monarquía hispana. Una monarquía que en aquellas fechas estuvo estrechamente ligada a la religión católica, a su salvaguardia y promoción. Fue el papa Alejandro VI quien, en 1494, otorgó a Isabel y Fernando la titulación de católicos; noventa años después finalizaba la construcción del monasterio de El Escorial, con la que Felipe II quiso mostrar su doble condición de gobernante universal y salvador de la cristiandad.

Además de político-religiosa, la grandeza de la España del siglo XVI fue también cultural, algo que se refleja, en el ámbito musical, en la riqueza de las ediciones litúrgicas aparecidas en la primera mitad de la centuria. Fueron sus principales artífices los impresores Jorge Coci, afincado en Zaragoza, y Arnao Guillén de Brocar, que en 1511 se estableció en Alcalá de Henares, donde el cardenal Jiménez Cisneros le encargaría la estampación de una serie de libros litúrgicos para uso del arzobispado de Toledo. En las décadas centrales del siglo impulsaría un proyecto editorial semejante, aunque de menor entidad e impacto, el arzobispo de Zaragoza, Hernando de Aragón. Con los cantorales impresos convivieron durante este periodo los manuscritos, que seguirían elaborándose en gran cantidad hasta el siglo XVIII.

En el marco de la música sacra se situán también los polifonistas Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria, nombres que, por la brillantez de sus obras y la repercusión que lograron, se encuentran entre lo más granado de nuestra historia musical. En su mayor parte, sus composiciones se publicaron fuera de España, en especial en Roma, Venecia y Lion. Y es que el desarrollo de la imprenta musical en nuestro país fue muy escaso: más allá de las ediciones con notación eclesiástica a las que acabamos de referirnos, únicamente han llegado hasta nosotros alrededor de una treintena de impresos.

La excepción a la regla la constituye la música instrumental; en este ámbito sí que prosperó, hasta cierto punto, la imprenta de música. Entre la década de 1530 y la de 1570 vieron la luz una serie de interesantes libros de vihuela, como El maestro, de Luis de Milán, Los seis libros del Delphin de música, de Luis de Narváez, o Tres libros de música en cifras para vihuela, de Alonso Mudarra. Este último posee una particular relevancia en la historia de nuestra imprenta: aparecido en 1546, es el primer ejemplo en España de impresión musical en una sola tirada, casi veinte años después de que esta técnica fuera introducida en Inglaterra por John Rastell y en Francia por Pierre Attaingnant. Mención especial merecen también las Obras de música para tecla, arpa y vihuela, de Antonio de Cabezón, tal vez el músico español más reconocido internacionalmente en aquella época.

Los diversos géneros de música vocal de la época circularon mayoritariamente de forma manuscrita. Así ocurrió, por ejemplo, con el cancionero, el romancero y el madrigal, todos ellos encuadrados en el repertorio lírico; el último fue, en la Europa del XVI, el más destacado de la música culta en lengua vernácula. El villancico sacro se desarrolló en gran medida; cantarlos se convertiría, a lo largo del siglo, en una práctica arraigadísima en las iglesias hispanas. Por último, la ensalada, así denominada  porque en ella se mezclaban diferentes metros, idiomas o dialectos y canciones populares, alcanzó sus mayores cotas de brillantez en la obra de Mateo Flecha el Viejo.

En lo concerniente a la reflexión teórica sobre la música, en este siglo florecieron algunos tratadistas de gran relevancia, como Francisco de Salinas, quien en De musica libri septem trató de compendiar todo el saber de su tiempo acerca de la música, partiendo de los antiguos maestros e incorporando las aportaciones de los nuevos; Juan Bermudo, autor de la influyente Declaración de instrumentos musicales, que se interesó tanto por los aspectos especulativos de la música como por los prácticos, especialmente el arte de tañer un instrumento; y el dominico Tomás de Santa María, cuyo Libro llamado Arte de tañer fantasía estudia la improvisación en contrapunto imitativo de hasta cuatro voces.

 

Cabezón, Antonio de

Obras de música para tecla, arpa y vihuela, 1578. R/3891

Guerrero, Francisco

Mottecta, 1589. R/14446-14449

Catedral Primada de Toledo

Intonarium Toletanum, 1515. M/268

Mateo Flecha el Viejo y otros

Cancionero polifónico, ca. 1560-1582. MC/3876/34-35

Milán, Luis de

El maestro, 1535. R/9281

Morales, Cristóbal de

Magnificat omnitonum, 1562. M/14426

Mudarra, Alonso

Tres libros de música en cifras para vihuela, 1546. R/14630

Narváez, Luis de

Los seis libros del Deplhin, 1538. R/9741

Victoria, Tomás Luis de

Missae, Magnificat, Motecta, Psalmi, 1600. R/14433-14438


Ir a...

Discografía        Bibliografía


 

Créditos: Elaborado por el Departamento de Música y Audiovisuales.